Con mucha ansiedad -casi no pude dormir- llega el momento del safari en el emblemático parque Kruger. Extenso y centenario, es famoso en el mundo. Durante casi 12 horas, recorremos un pequeño sector del parque.
Esperaba encontrar un paisaje diferente: en mi mente tengo la imagen estereotipada de la sabana, con pastizales y árboles aislados. Encontramos una sabana boscosa, integrada por pastos y arbustos pero con predominio de árboles. El verde es más intenso en la cercanía de ríos y lagunas.
Perseguimos a los “Big Five”, es decir, los Cinco Grandes (elefante, león, leopardo, búfalo y rinoceronte). En el pasado se los llamaba así porque, a juicio de los cazadores de trofeos, eran los animales más peligrosos. En realidad, no son los cinco más grandes ni los más peligrosos pero son un icono de Africa.
El guía nos garantizó, al salir, que vamos a verlos… pero los animales están libres y puede ser que no tengan ganas de dejarse ver. A pesar de lo impredecible que es todo ¡vemos los cinco!…
Predominan los antílopes (kudú, impala, steenbok, antilope de agua, antilope del bosque). A diferencia de los ciervos, a los que se parecen en la forma del cuerpo y en los hábitos, los antílopes poseen cuernos sin ramificar, que son huecos y nunca los mudan. El springbok -nombre de la selección africana de rugby- es un antílope, pero no se encuentra en esta área africana.
Vemos al lycaon o perro salvaje africano, considerado el mejor cazador del mundo. El parque presenta tres serios problemas: la caza furtiva de rinocerontes (los cuernos se exportan a China), la sobrepoblación de elefantes y la presencia endémica de la malaria. Antes de viajar, un médico infectólogo me recetó un tratamiento antipalúdico.
Shukuza es el campamento principal del Kruger. Con una capacidad de alojamiento para 1000 personas, posee varias instalaciones como una tienda, cajero automático, casa de cambio, cibercafé, restaurante y estación de combustible.
Al finalizar el safari vemos, como contrapartida de la creación del parque, una serie de poblados nacidos de la expulsión de la población nativa que vivía en esas tierras.
Un dato más: la moneda africana es el rand.
Cristina Zilio