Luego de haber visitado Buzios nos dirigíamos a Rio de Janeiro, ciudad que yo en lo personal tenía muchas ganas de conocer, porque es el emblema de Brasil.
Durante todo el viaje el clima estaba fantástico con el cielo despejado y una temperatura de 23 grados, el agua del mar agradablemente templada.
Rio se me asomo, con sus playas extensas, desde la famosa COPACABANA hasta IPANEMA, LEBLON, BARRA DE TIJUCA y LEME. Cada una de ellas con sus características y contrastes, que van desde los típicos barcitos a lo largo de la playa, los brasileños jugando futbol en la arena, la feria de artesanías en la avenida ATLANTICA sobre la vereda de COPACABANA , la cual pude recorrer de extremo a extremo.
En Rio de Janeiro pude apreciar, mirando desde la playa como contrastan los morros con la ciudad, como se ve la mezcla de naturaleza y edificios, el paisaje es único.
El primer día aproveche la mañana para salir a recorrer la ciudad en bus en una visita guiada. Pude pasear por alguno de los barrios de la ciudad, conocí LAPA que es un barrio muy pintoresco con una vida nocturna variada, donde pude encontrar muchos bares con música en vivo en una de sus calles principales, donde se juntan los brasileños los fines de semana para juntarse con amigos en un clima ameno y divertirse por las noches.
Continuando con el city tour nos dirigimos hacia el punto más importante del paseo, EL CRISTO REDENTOR. Llegamos al parque, colmado de gente como todos los días y para acceder al Cristo subimos en un tren que nos llevo a través del morro. Pasamos por 3 estaciones, una en particular que me llamo la atención porque estaba llena de monitos que andaban por todos lados, pero lo más impactante del trayecto fue entrever la ciudad en los claros de la selva.
Una vez que llegamos a la cima, para acceder hasta el Cristo tuvimos que subir una escalera y a medida que nos acercamos fue apareciendo la majestuosa e imponente estatua que vigila la ciudad. La sensación al llegar a la cima es de escalofrío, al menos para mí que tenía incontables ganas de visitar ese lugar tan deslumbrante en lo visual como en lo emocional, lo que sentí es difícil de explicar.
Las vistas panorámicas que se tienen de la ciudad desde el Cristo son incomparables, porque se puede apreciar la grandeza de RIO DE JANEIRO y sus diferentes contrastes, similar a una gran maqueta a la cual se le sacan las mejores fotos desde cualquier ángulo.
Al terminar la tarde regresamos de ese lugar mágico al hotel para concluir el día.
Luego de la cena con una recorrida nocturna por la AV. ATLANTICA en COPACABANA pude ver las esculturas de arena y la feria de artesanías donde se puede comprar recuerdos de Rio de Janeiro.
Ya finalizando el viaje pude salir al día siguiente antes de ir al aeropuerto a recorrer un poco a pie las calles RIO DE JANEIRO, a mi entender una ciudad de contrastes.