En primer lugar deseo hacer una salvedad, en tanto que el trajín diario me dificulta analizar las diferentes cuestiones con mayor profundidad de análisis, siendo difícil encontrar la calma y el tiempo de reflexión que las diversas cuestiones que se tratan a continuación merecen. Pese a ello, el acontecer diario del turismo merecen que le dediquemos algunos minutos a la lectura, al análisis, al diálogo y al debate, tal es el sentido de ésta líneas.
El presente artículo tiene su origen embrionario en una nota de LADEVI del 28 de septiembre, el cual se refería al compromiso que asumía IATA ante la ONU respecto a las emisiones de gases que afectan a la capa de ozono; posteriormente aparecieron otros artículos – tanto en LADEVI, como en Rèport (del 26/10/2009 en pág.2 y del 02/11/2009 en pág.2) y en El Mensajero (del 12/10/2009 en pág.3 y del 02/11/2009 en pág.3)- en donde se difunden y analizan los nuevos pasos que vienen siendo implementados por AR y AU (Aerolíneas Argentinas y Austral); finalmente, en el día de ayer, Daniel Manfredi se refiere al accionar profesional de algunos empresarios del sector (ver en www.f-agenciasdeviajes.com.ar), disparador final que me lleva a plasmar en un escrito las reflexiones al respecto, para lo cual también sugiero releer (o leer) los artículos de Federico A. Wyss (Transporte Aéreo: Instrumentos para el desarrollo regional patagónico) y de Mario O. Folchi (Turismo y transporte aéreo), ambos escritos hace 10 años y que fueran publicado en el libro “Política Turística Argentina: Bases para su reformulación”, compilado por Enrique Amadasi y editado por LADEVI. Concluyendo el presente preámbulo es bueno redondear el mismo en los siguientes temas centrales: política aerocomercial, rol del agente de viajes y encuentro-desencuentro de intereses (intereses ocultos, buenas y no tan buenas intenciones, etc.) en el sector turístico.
Está claro que pese a la década que transcurrió desde que Wyss y Folchi (entre otros) hicieran sus aportes respecto a la necesidad de fijar una política aerocomercial, aún hoy en día no está clara que dicha política exista, si bien por omisión de la misma se pueda establecer que existe una política implícita en donde determinados lobbys expanden sus intereses individuales sobre las políticas públicas del sector aerocomercial, no siempre atendiendo al principio de que el transporte aéreo, ante todo, es un servicio público.
Por otra parte, lo señalado por Daniel Manfredi, en el foro de agencia de viajes (ver www.f-agenciasdeviajes.com.ar), da en parte cuenta de lo mencionado, en tanto que son las corporaciones internacionales y no nuestros empresarios, quienes en definitiva delinean las estrategias que luego se implementan en el sector aerocomercial nacional, como lo logran es tema del cual prefiero no adentrarme por el momento. Una política aerocomercial supone definir prioridades y privilegios para unos en detrimento de otros, ya que no es sencillo conjugar el desarrollo de rutas aéreas de fomento e integración territorial, con las necesidades del turismo receptivo internacional u otras necesidades que requiere el turismo interno; tampoco es fácil coordinar dichas acciones con otras cuestiones de índole geopolítico, económico y social del país (como el aislamiento natural que sufren nuestros conciudadanos de Tierra del Fuego). Tomar decisiones al respecto es muy complejo y, es claro que lo que satisfaga a algunos dejará insatisfecho a otros.
Al respecto de la complejidad mencionada es interesante analizar la propuesta que se hiciera en el Programa Integral de Desarrollo Aéreo (PIDAP) y el análisis del mismo que realizara Federico Wyss en la obra ya citada, además de tomar nota respecto a la decena de sugerencias presentadas por Folchi en el mismo libro.
Por otra parte, en los últimos meses, AR ha sido protagonista positivo –no tengo duda en afirmarlo- a través de diversas notas periodísticas, que ya no narran los trastornos sufridos por los pasajeros de la aerolínea de bandera, ni el protagonismo lamentable que pudieran tener, otrora, ciertos representantes del sector empresario aerocomercial (nacional y extranjero) o sus contrapartes de la parte sindical.
Hoy las noticias que completan ya varias páginas de los medios de prensa del sector de viajes -mencionados arriba- y otros medios de prensa nacionales, dan cuenta de acciones tendientes (o que promueven) una depuración de AR y AU con vistas a la ejecución de un programa de desarrollo a mediano plazo, que posibilite saldar ciertas cuestiones presentes y revertir una trayectoria que ha dejado mucho que desear.
Las acciones que se están llevando a cabo en AR y AU, que desde mi punto de vista son positivas, deben o debieran estar en concordancia con una política aerocomercial explícita, resultado de un debate (ausente o incompleto) y tener un monitoreo que minimice las acciones negativas que pudiesen ocurrir y que establezcan un camino de diálogo, dentro del cual se pueda hacer correcciones al camino emprendido y evitando desvíos de los objetivos trazados.
Es de destacar, al respecto, del análisis que hiciera el diario Crítica de la Argentina a través de diversos artículos que cuestionan el viaje charter que realizara AR a MTV (ver www.criticadigital.com, notas: 31827; 31664; 31590 y 31579 publicadas entre el 22 y el 27 de octubre del 2009), con motivo del encuentro entre el seleccionado nacional de fútbol con su par uruguayo, en donde destaca respecto a la posición del en relación al Gerente General de AR, que “Recalde insiste también en que los vuelos 1204/5 que partieron con 41 asientos sobre un total de 146 tuvieron un resultado positivo en términos económicos” (nota del 27/10/2009), lo cual –más allá de poderse cuestionar tal estimación- debe llamar la atención a todos los agentes de viajes en tanto, como aliados estratégicos de AR, que se ha perdido la oportunidad de hacer negocio con los 105 asientos no vendidos de los vuelos en cuestión, situación de alguna manera señala la pérdida de protagonismo de la cual somos parte los agentes de viajes.
La necesidad de considerar el tema de AR como una prioridad nacional, dentro de un marco que corresponda a una política aerocomercial del país, debe ser una prioridad dentro del programa político de los agentes de viajes. Es necesario que los agentes de viajes tomen un papel activo, en pos de los intereses sectoriales y del país, ya que no podemos dejar de lado el hecho de que los intereses de IATA suelen contraponerse a los propios, ya que pese a las buenas intenciones demostradas por la agencia internacional de transporte aéreo, en relación a la reducción en un 50 % en las emisiones de carbono, dicha intensiones se enmarcan en consideraciones que suponen “que la aviación comercial debe ser tratada como un sector independiente y no debe ser dividida por países” (LADEVI, 28/09/09: Pág.116) arriesgando una solicitud que vulnera las soberanías nacionales y dejaría claramente en jaque a las agencias de viaje.
En tal sentido, creo que se debe generar un campo propicio para la proliferación de líneas aéreas nacionales, pero dando especial relevancia a AR como socio estratégico del sector turístico nacional, desde el cual se planteen reglas de juego claras y que posibiliten el continuo desarrollo de las agencias de viaje y del país.