La Rioja, es una tierra perdida en el mapa, inhóspita, épica, tierra de bravos caudillos como ser Chacho Peñalosa, o Facundo Quiroga “El Tigre de los Llanos”, y estos llanos, son una constante, son intermitentes entre sierras y valles áridos, azotados por el Viento Zonda, llanos donde, se funden cielo y tierra en el horizonte, mas tarde, un pueblo difuso se va haciendo ciudad, lapachos en flor enmarcan la avenida.
Este es el verdadero interior, donde las capitales son pequeñas, más limpias, y sus calles más hospitalarias, digo “verdadero interior” a conciencia, y no como un adorno, por que excluyo de esta categoría a Córdoba, Rosario y demás ciudades obvias. Es que, focalizando en las primeras, es difícil no sentirse “lejos”, sentir que se ha hecho una travesía para llegar, sentir la magnitud del globo, sentir a la Roma distante.
Llegamos a las nueve de la mañana, con un cielo despejado – que sin embargo por la noche me negaría estrellas – nos acomodamos en el lindo “Hotel Naindo”, que esta ubicado a metros de la plaza central 25 de Mayo, una hora después comenzaría el city tour, el cual, seria a pie.
Caminando a paso leve primero visitamos la plaza, desde ella apreciamos la Iglesia Catedral San Nicolás de Bari, y la Casa de Gobierno, entramos a la catedral y presenciamos parte de la misa mientras sacábamos fotos, algo que quizás no debe haber gustado mucho a los feligreses, en fin, salimos, atravesamos la plaza nuevamente y nos dispusimos a ir a la iglesia donde San Francisco Solano tuvo refugio en su ruta evangelizadora por las provincias del norte de nuestro país. Este hombre, considerado por la gente y por la iglesia como santo, se dice que despojado de todo bien material exceptuando sus ropas y un violín, recorrió estas provincias con una gran vocación religiosa, que no esta en mi poner en tela de juicio; y por cierto, considero, no le viene mal al mundo de gente con esa entrega. Por ultimo, visitamos el Convento de Santo Domingo, este edificio construido en el año 1623, con paredes en piedra de un metro de espesor, es el único que no fue reconstruido en este paisaje de agitación sísmica.
Concluido el City tour y luego del almuerzo nos dirigimos a la Cuesta de Huaco (cementerio en quechua) y por la tarde como excursión opcional fuimos a Anillaco, tierra apacible y detenida, y mas en horas de siesta, la famosa y profunda siesta riojana, allí tuvimos el “honor” de ver la casa del ex presidente Menem y en un negocio típico compramos algunas delicias regionales como ser aceitunas, nueces y vino. La última parada fue en el llamado Señor de la Peña, una roca gigante que de perfil da la fuerte impresión de un rostro humano, una imagen que merece respeto.
Estas son algunas impresiones de esta provincia donde florecen lapachos – hermosos árboles de flores color lila – donde el olivo esta cómodo, donde naranjos supieron jerarquizar los hogares, y donde el viñedo sigue dando frutos.
