Después de haber visitado las pintorescas ciudades de Morretes y Paranagua nos esperaba en la estación náutica el catamarán que nos transportaría hasta la Ilha do Mel o Isla de la Miel , que se encuentra a 130 kilómetros de Curitiva.
El cielo estaba nublado, navegamos bajo la lluvia durante dos horas y media desde el puerto de Paranagua hasta la isla, desembarcamos en la Praia de Brasilia. Durante la travesía nos acompañaron un grupo de delfines que nadando en el mar nos deleitaron con sus acrobacias. Nunca había tenido la oportunidad de verlos por lo que en lo personal me impacto este suceso.
Al llegar, pasadas las 6 de la tarde, descubrimos que en la isla no había calles ni iluminación ni siquiera en los senderos que conducen a los alojamientos. Nos detuvimos a beber un refrigerio en un bar y el dueño nos explico que lo ideal para andar de noche es una tener linterna para poder ver el camino, porque al no haber calles los senderos son oscuros y la vegetación que los rodea impide el paso de la poca luz que proviene de las pocas construcciones que hay.
Caminamos ya entrada la noche durante unos 20 minutos hasta la pousada donde nos alojaríamos y que se encontraba frente la Praia Grande. Esta playa tiene una gran extensión y es la mejor para el surf por la calidad de sus olas. Se encuentra entre dos acantilados llamados Ponta do Joaquim y Ponta da Nhá Pina.
La aventura se nos presento en todo momento. Playas con olas y surfistas desafiando el mar hacen que la adrenalina se sienta en todos los rincones de la isla. Las arenas blancas, el agua de color verde esmeralda, las tablas adentrándose al mar para montar las olas es algo emocionante. La destreza de los surfistas es algo fantástico.
Cenamos en un restaurante típico de la isla y luego de la comida fuimos al pequeño centro del pueblo donde se juntan los surfers a pasar el rato mientras escuchan música Reggae, beben cerveza y relatan las aventuras del día.
A la mañana siguiente recorrimos algunas de otras playas de la isla como Praia de Fora , Praia do Farol y Praia do Belo. Después de almorzar caminamos por la playa de Fortaleza hacia el fuerte Nossa Senhora dos Prazeres que fue marco de las conquistas portuguesas en suelo Paranaense. Fue construido en 1767 por determinación de DON JOSE 1° para proteger la bahía y está situado en un extremo la isla, a unos 5 kilometros de distancia del centro. Fue un paseo muy lindo de vivir por la extensión de la playa de arena tan blanca y las olas rompiendo en el fuerte.
Ya de vuelta a la pousada nos esperaba la cena y un merecido descanso después del recorrido. Al otro día temprano a la mañana, después de desayunar embarcamos hacia Paranagua para volver luego por carretera a Curitiva.
La sensación que nos quedo después de haber visitado al isla y recorrerla fue de una mucha adrenalina ya que vivimos cada momento, como lo viven los surfistas del lugar.