Tu sueño ha sido siempre visitar la ciudad de la luz pero solo has podido reservar un fin de semana en la ciudad. No te preocupes, siguiendo esta pequeña guía podrás conocer la ciudad en solamente tres días, uno para conocer la historia de la ciudad, otro para los más románticos y un último para despedirte al más puro estilo bohemio. Sin embargo, lo primero que debes hacer es conseguir el apartamento en París que más se adapte a tus necesidades.
Comenzaremos nuestra aventura en París en la época romana con un examen al circo romano de Lutecia, construido en el siglo I. Desde ahí, daremos un salto cronológico hasta la Edad Media en el museo de Cluny, en la plaza Paul Painlevé. Es imprescindible
también una visita a la calle Mouffetard y la calle Ecoles, que se extiende paralela a la universidad más longeva de Europa, la Sorbona. Todo esto se encuentra en el famoso barrio latino, dónde encontrará buenos lugares para comer.
Seguiremos avanzando en la historia cruzando el Sena para llegar a una de las maravillas de París, el Louvre. Si disponen de poco tiempo en París, no os recomiendo la entrada a no ser que sean fanáticos de la pintura, ya que descubrir el Louvre puede llevar varias
semanas. Para acabar, un paseo por el Sena hasta llegar a los campos Elíseos, para los amantes del ciclismo, y un ascenso a la torre Eiffel, si el tiempo se lo permite, para disfrutar de las mejores vistas de París.
Seguro que todos habéis disfrutado con el primer día, pero para los más románticos solo ha sido un trámite para llegar al segundo. Después de un buen desayuno en la cama, las visitas comienzan en la colina de Montmartre, dónde todas las parejas se reúnen
para expresarse su amor. No os gustará despediros de la basílica de Sacré-Couer y sus maravillosas vistas, pero aún queda mucha jornada por delante. Su próximo destino será el barrio de Saint Georges, previo paso por la calle de los escaparates (Martyrs) para
visitar el Musée de la Vie Romantique.
La tarde será dedicada para relajarnos en el antiguo barrio de Marais, sobre todo en la Plaza de las Vosgos, la más antigua de Paris. Si os encontráis con fuerzas para otro museo, no dudeis en visitar el museo Picasso. Es un barrio perfecto para una cena romántica, pero existe otra opción para deleitar aún más a tu pareja, una velada inolvidable surcando el Sena.
Es cierto que la etapa del París bohemio pereció hace casi un siglo, pero aun quedan vestigios en la memoria de los establecimientos. La mayoría de los cafés de Montparnasse le tele transportarán a la Belle Epoque de principio de siglo XX. No dejen de visitar la plaza de Saint-Sulpice y la iglesia de Saint-Germain-des-Prés. Precisamente en este barrio encontraremos cafés y brasseries donde con un poco de suerte podrán encontrar a algún artista famoso.
Si es vuestra primera visita a la ciudad de la luz, no podéis hacer mucho más en un par de días. Es cierto que quedan maravillas por descubrir como la Catedral de Notre Dame, los museos de Orsay y el Louvre, la ópera Garnier o el Palacio de Versalles, pero os puedo
asegurar que nadie va a París una sola vez.
Es posible que del París bohemio ya no quede más que el imborrable recuerdo de los artistas que lo consagraron. No obstante, podrá encontrar esa huella en muchos establecimientos. Empiece por dejarse caer por un café de Montparnasse y luego haga
una visita al pequeño museo Bourdelle, en el que se evoca el ambiente del París de los artistas. Las brasseries y los cafés míticos del bulevar Montparnasse le escoltarán hasta los jardines del Observatorio. Bajando por Luxemburgo y la plaza Saint-Sulpice llegará
a Saint-Germain-des-Prés, selecto lugar en el que rivalizan artistas e intelectuales. En uno de estos cafés tal vez tenga la suerte de cruzarse con su escritor de culto… El París bohemio se extiende hasta Montmartre, cuya estación de metro es Odéon. Recuerdos
de los talleres de Picasso y Utrillo, el surgimiento del cubismo, los cabarés, las viñas, las canciones en las calles y los pintores de la plaza del Tertre… Un ambiente protegido mientras anochece en París.
Empiece con un café en los Campos Elíseos, luego baje tranquilamente a pie hasta la Torre Eiffel por la avenida Marceau y contemple la famosa llama del Puente del Alma. Desde lo alto de la Torre disfrutará de un panorama inabarcable de todo París.
A continuación, déjese deslizar por el Sena hasta Notre-Dame en uno de los barcos amarrados allí mismo. Después de visitar la catedral se impone una pausa para comer.
El Louvre está bastante cerca, a poco menos de media hora. Lo recomendable es un recorrido centrado en las principales obras maestras. Una vez haya salido, el sol va poniéndose en la pasarela des Arts, el Pont Neuf y el Institut de France… Cruce el Sena
hasta la parada de metro Odéon, desde donde llegará directamente a las estribaciones de la loma de Montmartre para disfrutar de una vista excepcional de la ciudad y sus monumentos iluminados al caer la noche.