Por Rodolfo de la Fuente Escalona
Resulta sorprendente que tras 113 anos de discografía cubana el número de temas musicales dedicados al tabaco sea tan exiguo.
Un producto que ha sido parte del binomio axial en la economía de la isla junto al azúcar, ya explicado en su contrapunteo minucioso por don Fernando Ortiz, debió generar mayor presencia en las sonoridades cubanas, al menos en equilibrio con el ron derivado del azúcar o sus mieles del dulzor físico y metafórico que destilan muchas canciones.
Cierto es que como el ron y el azúcar, el tabaco se inserta en el mundo musical por medio de un uso abundante entre músicos y cantores, a despecho de la idea de que su abuso hace flaquear las fuerzas de la voz o ahoga el entusiasmo canoro.
En la plástica o en la literatura, a manera de visible detalle, imaginamos al tabaco pasearse por versos o prosas de diversa índole y época, o detenido en ademanes de caballeros que miran desde oleos antiguos, o en boca del pueblo llano, minucioso en su factura o de rudo torcido, pero siempre tabaco, esplendente, con aroma constante mas allá de la tela o el papel.
En consultas con colegas cubanos, las referencias ofrecidas han sido muy escasas.
Desde que Cristóbal Colon envió hombres en 1492 a la búsqueda del oro en la zonas de la actual Gibara, y hasta hoy, la presencia del tabaco en la música cubana ha sido como un asomarse de doncella entre visillos, leve, con asomos tangenciales y como de rubor.
En la cultura universal se observan obras como la que Juan Sebastián Bach dedico amoroso a su pipa, o la famosa obra Fumando Espero, o De cigarro en cigarro, pertenecientes a esta parte del mundo. Pero el saldo que tenemos como respuesta es que al tabaco se le fuma más de lo que se le canta.
Todos recordamos aquella cuarteta inolvidable de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé
Con un cocuyo en la mano
Y un gran tabaco en la boca
Un indio desde una roca
Contempla el cielo cubano.
Esta cuarteta cucalambeana del siglo XIX nos arroja a un mundo de contemplación, sosiego y placer expansivo asociado al acto de fumar, que en los últimos años se ha vuelto casi un hecho delictivo, segregado, atacado, y quizás sea el momento de que los fumadores exijamos derechos de minoría acosada, y demandemos nuestros espacios en todo el planeta, con todo respeto a los no fumadores, pero con todo el respeto a los que lo somos. Que la balanza se ubique en su fiel.
Aunque se han perdido las referencias concretas a la música indocubana, lo más posible es que en esa liturgia ejecutada en las ceremonias del areíto, se le cantara al tabaco como parte de los elementos de culto y religiosidad. Y a lo largo del tiempo que va corriendo en pos de la consolidación de los valores nacionales, siempre hay un humo que dibuja, un placer que equilibra.
Haciendo un repaso por la discografía cubana, encontramos que el 13 de marzo 1907 Adolfo Colombo grabó para el sello Víctor, con el número de serie V 98534, la guaracha titulada LOS TABAQUEROS, a dúo con Eugenio Ojeda. Y al parecer, la temática de este titulo era la más socorrida, ya que dos años después la orquesta de Enrique Peña grabo el danzón instrumental de igual nombre, con el número de serie Víctor 62327. Fue exactamente el 2 de enero de 1909, hace poco más de un siglo.
Nueve años después, el 7 de febrero de 1918, Juan Pagés grabaría, al decir del maestro Cristóbal Díaz Ayala, la que quizás sea la primera canción de contenido político-social registrada en una producción fonográfica. Me refiero a LAS DESPALILLADORAS.
EL 12 de marzo de 1924 es grabado el punto guajiro LOS LAMENTOS DE UN VEGUERO.
En 1937 la cantante Maria la Matancera grabó en disco Víctor EL TABACO Y LA CAÑA, en registro que al parecer, según me comenta Díaz Ayala, será imposible de recuperar, ya que los cobres de los originales fueron fundidos para la guerra.
Adelantando en el tiempo, en 1941 el trío Pinareño registró para la Víctor el tema TABACO, AZUCAR Y RON, mientras que en 1949 el Conjunto Casino deleitaría a los bailadores con su PANCHO TABACO.
Y ya en la década de los años 50 Eliseo Grenet nos regaló ese monumento de armonía, texto y melodía, caballo de batalla en cuanto al tema de la hoja natural y torcida, que es TABACO VERDE, con varias versiones pero dos de ellas insuperables, cada una en su estilo. Me refiero a l la de Ramón Veloz y la del cuarteto DAida. El primero tiene un pleno sabor a campo, a vega llena de verdes unánimes, mientras la segunda es un juego de voces entretejidas en la melodía, todas en vuelo múltiple sobre la armonía que el autor elaboro para esta composición.
Y en esta misma década de los 50s Rita Montaner canta en el filme Romance del Palmar el tema titulado LA VEGUERITA, haciendo gala de su talento múltiple.
En esta década se producen las grabaciones de obras como SE TE CAYO EL TABACO, por Beny More y su orquesta -1956- y en este mismo año la orquesta América registra el CHA CHA CHA DEL TABAQUERO, mientras que tiempo después Rosita Fornés dejaría AZUCAR, TABACO Y CAFÉ.
Este listado, que no está completo, tampoco está muy incompleto, y faltaran muy pocos títulos. Es el resultado del tratamiento del tabaco en la música popular cubana, que estará reflejado en el CD MIENTRAS FUMO MI HABANO, que estamos produciendo, con portada de Nelson Domínguez. Recogerá unos diez temas de archivo, y otros 10 de creación especial de autores e interpretes destacados para esta realización discográfica, que no será la primera que se hace sobre el asunto, pero si la primera en la que todos sus elementos y obras están vinculados al tema tabacalero.
De igual manera, esta en fase de elaboración un libro que contendrá tres capítulos, el primero de ellos dedicado a los vínculos del tabaco y la cultura universal –plástica, literaria, musical…-, el segundo al tabaco en la cultura literaria y artística cubana, y el tercero a los vínculos específicos entre la música y el tabaco en Cuba.
No podemos olvidar que, además de buenos fumadores, muchos músicos cubanos fueron también tabaqueros, como Fernando Collazo, Manuel Corona, Bienvenido León, Ignacio Piñeiro y Compay Segundo. Hicieron hermosos tabacos con sus manos, como hermosas canciones.
He omitido aquí las citas breves que aparecen en diversas canciones al mundo del tabaco, porque, aunque poco tratado como tal en obras musicales, si aparece en muchas de ellas como cita o presunción, dando muestra inequívoca de su raigal pertenencia a la historia de la Mayor de las Antillas, de su maridaje con el ambiente sonoro y las mas puras esencias de lo cubano. Tanto es así, que José Martí usó la palabra tabaco como clave de un mensaje de guerra que dirigió a Máximo Gómez en julio de 1894.
Foto vía Banderas.pro