La Habana tiene diversos objetos, calles y edificaciones que recuerdan o remedan otros de ciudades de América y Europa.
Entre las edificaciones se encuentra el Capitolio Nacional, construido en los finales de la década del 20 del pasado siglo, a la imagen y semejanza del similar que existe en la capital de Estados Unidos.
Recordando la Giralda de Sevilla, cerca de la bahía habanera una edificación militar colonial está rematada por una Giraldilla.
También la capital cubana cuenta con su Paseo del Prado, de alguna semejanza con su homónimo madrileño en cuanto a su vía peatonal central y a ambos laterales, así como a las vías para coches en sus dos extremos.
La construcción del paseo se inició en 1772, hace 240 años exactamente (2012), cuando era Capitán General de la Isla el Marqués de la Torre, y tuvo como primer nombre Alameda de Extramuros o de Isabel II, en el primer caso en alusión a la ubicación de la vía, al exterior de los muros que resguardaban la ciudad y también para rendir tributo a la reina.
Posteriormente, ya en la época republicana, se le denominó Paseo de Martí, que es su nombre oficial, aunque todo el mundo lo conoce y lo menciona como Paseo del Prado.
El paseo se encuentra en lo que pudiéramos denominar cuatro divisiones que pueden ser delimitadas y ubicadas de sur a norte. Estas divisiones fueron formándose a lo largo del tiempo, con ampliaciones propias del desarrollo urbanístico de esa parte de la ciudad, tanto en la época colonial como en la republica. Son las siguientes:
Área de la Plaza (Parque de la Fraternidad), donde se inicia, que cuenta con varias bifurcaciones viales y amplios jardines y lleva a la explanada que se ubica en la parte delantera del Capitolio, con sus áreas verdes y su gran escalinata, y de ahí se accede al Parque Central, cuadrado de una manzana frente a la cual se ubica importantes edificaciones, entre ellas los hoteles Inglaterra y Plaza, además del Gran Teatro de La Habana.
En el Parque Central se levanta la estatua de Héroe Nacional Cubano, José Martí, quien además de fino poeta y prosista singular, fue el organizador de la última guerra independentista contra el poder colonial español.
El último fragmento de la vía está formado por la sección más popular, que va a desembocar al malecón, con su amplia zona peatonal interior, con frondoso árboles y bancos de mármol, aceras exteriores, y dos vías laterales para el tránsito vehicular.
Los famosos leones del Prado fueron colocados ya en la época republicana. Su bronce provino de algunos de los cañones que muchos años antes fueron instalados en las fortalezas coloniales para defender la ciudad de ataques de piratas y corsario, así como del apetito de otras potencias coloniales.
Sin lugar a dudas, el Paseo del Prado es un hermoso y concurrido escenario, lleno de vida y colores, que atrae gratamente a los habaneros, así como a los miles de turistas que desfilan por esta importante vía habanera.
Aunque estas notas no agotan las características y elementos de interés de esta importante vía habanera y su entorno, podemos añadir que fue la primera calle pavimentada de la capital cubana, por donde circularon los primeros automóviles que vió la isla, y en Prado y Neptuno nació una página musical que inauguró un género que llegó a ser universalmente conocido: el cha cha chá.