Gibara es una ciudad costera del norte de la provincia de Holguín, bañada por las aguas del Mar Atlántico, por lo que se le conoce indistintamente como Balcón del Atlántico o bien como la Villa Blanca.
Este último adjetivo se debe quizás a que sus innumerables casas de estilo colonial eran pintadas de blanco, como ha sido tradición en muchos pueblos de la América, en remedo de las aldeas españolas.
Fue fundada el 16 de enero de 1817, pero su historia comienza 325 años antes, cuando, el 27 de Octubre de 1492 Cristóbal Colón avistó sus tierras y sintió curiosidad por una elevación casi rectangular, conocida después como Silla de Gibara, por su similitud con este tipo de mueble.
Aunque algunos dicen que fue en tierras de la actual Gibara donde el Gran Almirante de la Mar Océana tocó tierra cubana por vez primera, muchos otros dicen que fue en una bahía cercana, llamada Bariay, lo que ocurrió un día después, el 28 de octubre, y en la mañana del siguiente día 29 los navíos del audaz marino desembarcaron como tal en la Bahía de Gibara. Colon asienta el dato en su diario de navegación y llama Rio de Mares a esa parte de la isla, que creía en realidad un continente. El nombre proviene de los tres ríos que tributan al mar en esta zona de la isla.
El 30 de octubre partió el Almirante nuevamente, pero una tormenta lo hizo regresar a Rio de Mares, hoy Gibara, y por doce días tiene ocasión de conocer mejor la zona, relacionarse con los nativos a los que en su error llama indios.
Es precisamente en esta zona donde los europeos tienen el primer contacto con el tabaco, pues Colón envía a varios de sus hombres a explorar tierra adentro, y allí encuentran a los nativos echando humo por la nariz en práctica que se universalizaría. También en este sitio, metafóricamente, se verifica el primer grupo de turistas en Cuba, procedentes del viejo continente.
Con el paso del tiempo Gibara adquirió la condición de ciudad, y tuvo un peso económico importante en la región, sobre todo con la construcción de un ferrocarril en 1893 que la unió con la ciudad de Holguín. Por su puerto llegaron incontables importaciones y salieron productos del norte de la región oriental de Cuba.
La construcción de la carretera central fue un duro golpe para esta pequeña ciudad, al desplazar el movimiento de pasajeros y mercancías por esa vía que en la década de los años 30 del pasado siglo unió a todo el país.
Pero continuó siendo plaza para numerosas visitas turísticas de los habitantes de la zona, porque durante muchos años playas como la cercana Caletones, e incluso Guardalava, no poseían muchas infraestructuras para servicios a los amantes de los baños de mar.
En realidad, Gibara no dispone de grandes playas, pero su encanto colonial, su paisaje singular y la amabilidad de sus gentes, entre las que se encuentran las que ofrecen alquileres de hospedaje privado, hacen ese plus o valor agregado que necesita cualquier destino turístico en Cuba.
Posterior al año 1960 se construyeron en Gibara instalaciones productivas, como una importante hilandería, y a fines de esa década, la ciudad modesta y alejada de los centros culturales recibió una inesperada visita: la de un grupo de realizadores cinematográficos encabezados por el director Humberto Solás, para la filmación de uno de tres cuentos que integran el filme Lucía.
Años después, en 2003, Solás fundó en Gibara un Festival cinematográfico muy sui géneris: el Festival de Cine Pobre, que con el tiempo ha venido ganando un peso internacional entre los eventos del séptimo arte, y en cada emisión crea una atmosfera cosmopolita en esta ciudad que fue visita por Cristóbal Colón en Octubre de 1492.
Autor: Rodolfo de la Fuente
Editor: Héctor Danilo Pompa Dominique