Hace poco más de 10 años viajé con mi familia a las playas del sur de Brasil. Bombinhas era realmente un destino virgen: sólo uno o dos restaurantes, algunos hoteles pequeños y el resto eran todo playa de arena clara y agua transparente color verde esmeralda.
En marzo del año pasado tuve la oportunidad de volver . Brasil siempre sorprende, es maravilloso pero esta vez, después de tanto tiempo, la sorpresa fue aun mayor. Bombinhas ya no es más ese destino casi intacto. Es un espectáculo totalmente diferente.
Bares, comercios, hoteles, posadas, restaurantes, discos, supermercados componen el pintoresco centro del balneario. Es un destino para todos y para todos los gustos. Aún no perdió esa característica de familiar que tenía hace años. Sigue siendo tranquilo aunque es muchísima la gente que lo visita. El mar es verde transparente, mar tranquilo, sin olas, ideal para que los niños jueguen con los pececitos de colores que se apoyan en los pies, ideal para pasear con el famoso “pedalinho” recorriendo la isla de punta a punta.
Frente a la playa, pintorescos barcitos y restaurantes ofrecen variados y sabrosos platos. Imperdibles para todos aquellos que gustan del buen pescado y mariscos frescos acompañados por ese característico arroz blanco de nuestro país vecino. Siempre con el marco del mar verde esmeralda y la arena blanca de fondo.
Uno en la playa puede alquilar una sombrilla y reposera para cubrirse del fuerte sol. Es difícil decir que no a los vendedores de queso caliente, del exquisito choclo, del camarón al palito, de la caipirinha bien fría… es difícil resistirse a todo lo maravilloso que ofrece Brasil, a todo que maravilloso que ofrece Bombinhas.
Al ser un pueblo tan pequeño, uno accede a la playa principal a pie dispuesto a pasar un divertido y completo día de playa. Para lo que buscan un poco más de tranquilidad solo tienen que alejarse unos metros por la carretera para acceder a las playas vecinas de Mariscal, Cuatro Islas, Bombas, Portobelo…siempre costeando los morros.
Para aquel que está en las playas de Florianópolis, se puede acceder a Bombinhas para pasar el día por medio de combies o colectivos por muy poco dinero, a tan sólo dos horas de viaje.
Para el que desea practicar snorkel o buceo, Bombinhas es el destino indicado. La tranquilidad del mar permite que se pueda disfrutar de la fauna marina y también es más sencillo aprender incluso para los más chicos
Es difícil no querer volver a Brasil, es imposible no volver a Bombinhas, un verdadero encanto brasilero.