Playa, Naturaleza y Diversión en Morro de San Pablo

Morro de San Pablo

A mediados del año pasado tuve la suerte de viajar a Morro de San Pablo.

Es una isla localizada a 2 horas en lancha rápida del puerto de Salvador o a 20 minutos en avioneta del aeropuerto del mismo lugar.

Salimos de Bs. As un viernes por la noche en un vuelo de Tam que nos llevaría, previa escala en Guarulhos (aeropuerto de San Pablo), a la ciudad de San Salvador de Bahía. Al llegar al aeropuerto nos estaban esperando para llevarnos en una camioneta a una parte anexa del aeropuerto para tomar la avioneta o taxi aéreo rumbo al Morro. El viaje en avioneta fue espectacular, las vistas aéreas de Salvador y  luego del Morro rodeado por el mar verdoso que brillaba con la luz de sol eran increíbles.

Pasados los 20 minutos de un excelente vuelo aterrizamos en el morro en una pista bastante precaria que se encuentra a uno 15 min. del centro comercial del lugar. Parecía que hubiésemos aterrizado en el medio de la selva, mucha vegetación y gran cantidad de cocos sobre el suelo es lo que mas se destacaba. En el morro no hay autos ni calles solo algunos caminos improvisados donde las camionetas circulan por encima de los cocos, y solo es posible llegar por este medio hasta una plazoleta cerca del centro, mas allá de eso, no es posible trasladarse en algún medio de transporte. Quizás es esto una de las cosas que más llaman la atención del lugar y que le dan un toque distintivo. El paisaje es bastante agreste rodeado de mucha vegetación lo que implica y, que luego pudimos comprobar, que llueve asiduamente en la isla. Se destacan algunas elevaciones del terreno y varias viviendas coloridas construidas hacia la cima de estos morros que dan un aspecto pintoresco al lugar.

El Morro de San Pablo presenta en su extensión un total de cinco playas, siendo la mas importante y concurrida, y particularmente la que mas me gusto, la segunda playa donde se concentran la mayor cantidad de actividades de los lugareños y de los turistas que se acercan al sitio.

Después de unos minutos de viaje por un camino bastante sinuoso llegamos finalmente a la posada “Villa dos Corais” donde nos alojaríamos. La misma se encuentra rodeada de palmeras  y en un ambiente casi exclusivo donde se destacan varios bloques de habitaciones que no superan el primer piso. Esta situada sobre la tercera playa a cinco minutos de caminata de la segunda playa. Nos alojamos en unas confortables habitaciones con vista al mar donde descansamos para al día siguiente disfrutar de una excursión a la isla de Boipeba.

 

Salimos por la mañana en una lancha que nos llevo hacia la isla. Cuando llegamos descendimos de la lancha arrojándonos al mar y nadamos hacia la orilla, cosa que me gusto mucho porque le dio un toque de aventura a la excursión. Las playas de la isla son hermosas, muy amplias, rodeadas de palmeras y casi desérticas. Lo único que había cuando llegamos era un puestito con dos mesas que te ofrecía unas enormes langostas.

Un guía de la zona nos acompaño a hacer una caminata por el interior de la isla, lo cual nos permitió ascender por un morro donde pudimos tener una vista panorámica espectacular y recorrimos algunas playas hasta culminar almorzando unas rabas en un parador del otro lado donde habíamos descendido inicialmente.

Luego de recorrer la isla y ya de regreso nos detuvimos en unas piletas naturales para poder hacer snorkel y disfrutar de los peces y los corales para mas tarde retornar al morro.

Como la lancha nos dejo cerca de la segunda playa, desde donde se puede acceder fácilmente por unas calles en subida a los locales comerciales, decidimos ir a dar una vuelta para recorrer estos negocios y esta zona del morro donde también se destaca una feria de artesanías en una plaza oval que se encuentra en dicho lugar.

Por la noche también tuvimos la posibilidad de cenar en una “parrilla” que se encuentra sobre la playa (segunda playa) y disfrutar de unas caipirinhas ya que por la noche se van acercando varios puestos que se ubican sobre esta zona donde se venden distinto tipo de bebidas y tragos y se pasa música al mismo tiempo que la gente del lugar y los turistas se van acercando para comenzar las fiestas que generalmente se dan este lugar.

Otra de las cosas que me llamo la atención cuando regresábamos y teníamos que dirigirnos al muelle para tomar el ferry a Salvador es que las valijas, al no haber autos, las trasladan en carretilla.

Finalmente nos despedimos de los guías y las personas que nos habían acompañado en la recorrida de este lugar maravilloso, del cual nos llevamos hermosos momentos y paisajes que quedaran grabados por siempre en nuestra mente, y emprendimos el regreso hacia San Salvador de Bahía.

Morro de San Pablo, Brasil

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